Comentario
A lo largo de 1947, la situación de los soldados británicos en Palestina se hizo insoportable. Los enfrentamientos entre las dos comunidades eran diarios y los intentos de imponer el orden concluían en atentados contra ellos. En los combates sucesivos que tuvieron lugar antes de la independencia murieron unos 1.200 judíos. Se explica así la decisión tomada por Gran Bretaña de retirar sus tropas y poner fin a la Administración colonial el primer día de agosto de 1948.
Mientras tanto, la ONU había intentado ofrecer una solución. En abril de 1947, se celebró en Flushing Meadows la primera sesión del comité especial de las Naciones Unidas acerca del problema palestino. La población árabe suponía los dos tercios del total y no estuvo dispuesta en ningún momento a aceptar ningún propósito judío de basar en un pasado histórico cualquier reivindicación de cambio en el status de la región, porque lo consideraba el producto y la consecuencia de una "nostalgia místico-religiosa". Las soluciones propuestas variaron mucho, pero en realidad estaban fundamentalmente configuradas en forma de un Estado federal, como se había planeado en el pasado desde los años treinta. En noviembre de 1947, el comité propuso la creación de dos Estados y una zona internacional en Jerusalén y Belén puesta bajo control de las Naciones Unidas.
El Estado israelí contaría con tres zonas, con una extensión próxima a los 144.000 kilómetros. En este momento existía todavía un consenso profundo entre las dos superpotencias sobre este problema; era casi el único acuerdo que subsistía entre los antiguos aliados. Pero la respuesta del mundo árabe fue inmediata e indignada, proclamando la guerra santa -jihad- en contra de la resolución y, por parte israelí, se produjo una idéntica negativa a aceptar una solución transaccional. El Irgún, por boca de Menahem Beguin, afirmó que consideraba el reparto como "una catástrofe nacional e histórica" y prometió que llegaría un día en que el conjunto de Palestina -Eretz Israel- sería devuelto al pueblo judío.
A comienzos de 1948, iba a iniciarse la intervención bélica de los árabes, con unidades militares de los países limítrofes, mientras que se reagrupaban las diversas milicias judías. Desde los años veinte, existía -como se ha apuntado- una fuerza defensiva llamada Haganah, a la que ahora se sumaron los grupos terroristas ya citados. En el último día del mandato británico, las fuerzas israelíes controlaban con ayuda de armas procedentes de lugares inesperados, como Checoslovaquia, el conjunto del territorio que se había previsto entregar al Estado judío, a excepción del Neguev. Tan sólo unos minutos después de su proclamación, el Estado de Israel fue reconocido por los Estados Unidos, a los que siguió de forma inmediata la URSS.